Estamos inmersos en una sociedad muy activa, con un estilo de vida muy agitado, acelerado y con mucho estrés, donde la palabra descansar es muy anhelada pero no disfrutada, ya que en la mayoría de ocasiones no hay tiempo o es sinónimo de desperdiciarlo; es bueno mantener nuestra mente activa y productiva, pero ¿te has preguntado, en qué momento debemos poner límites y permitir a nuestra mente respirar?

Dentro del vaivén de las responsabilidades del día a día, las personas pueden presentar tensión física y emocional, lo cual es normal ante las exigencias de la vida cotidiana, pero cuando este toca más a fondo la funcionalidad del individuo, y comienza a evidenciar efectos contraproducentes para su salud física y mental, es ahí donde debemos hacer una pausa e identificar lo que estamos experimentando.

  • facebook
  • Twitter
  • Google+
  • Print Friendly

Ahora, preguntémonos. ¿QUÉ ES EL ESTRÉS? ¿Cómo lo puedo identificar?

El estrés es una respuesta “psicobiológica” que una persona experimenta ante una nueva situación adaptativa a la cual, se ve obligada a salir de su zona de confort. Es decir, es una reacción ante las exigencias a la que se ve sometida la persona y trata de cumplir para  poder adaptarse a dicho entorno. La relación entre el impacto psicológico que produzca dicha situación es directamente proporcional a la respuesta física que experimente la persona.

Con el estrés nuestro cerebro activa una respuesta fisiológica, con el fin de preparar al cuerpo para actuar ante la situación amenazante que experimenta; es decir, en otras palabras que funciona como un mecanismo de defensa, pero cuando se sale de control y el individuo no aprende a manejarlo y se mantiene de manera prolongada, causa daños graves a la salud física como mental, es ahí donde puede desarrollar enfermedades en el organismo, además de  alteraciones mentales menores y mayores.

El estrés puede ser también el agotamiento mental que experimenta una persona a consecuencia de una exigencia mayor o sobrecarga laboral o emocional, con la cual el individuo debe esforzarse mucho más de lo que está acostumbrado, lo cual le genera un estado de insatisfacción, irritabilidad, etc. que puede agravar y verse afectada la salud física y emocional de la persona que lo experimenta.

Podemos considerar el estrés dentro de un triángulo en el cual, cuando una persona lo experimenta, este gira entorno a un componente personal (rasgos de personalidad), un componente psicosocial (comportamiento social) y el componente fisiológico (funcionamiento del organismo), todo esto en conjunto genera una reacción ante la situación estresante, y así decidir si se lucha o se huye.

Aunque es necesario saber que el estrés no es del todo malo. Existen dos tipos de estrés, uno conocido como Eustrés, comúnmente llamado estrés positivo, y el distrés, denominado estrés negativo.

 

  • facebook
  • Twitter
  • Google+
  • Print Friendly

¿Cuál es la diferencia entre ellos?

Trataremos de explicarlo en simples palabras, el eustrés es el que nos ayuda a ponernos alerta y movilizarnos ante el estresor, el que nos impulsa a actuar y salir de la zona de confort, así mejorar el rendimiento ante la situación que se experimenta. Este estrés en la mayoría de situaciones no es reconocido por las personas.

En cambio el distrés, impide movilizarnos, nos paraliza, causa una cadena de síntomas que afectan la estabilidad a nivel físico y psicológico. No ayuda a enfrentar de manera saludable al agente estresor, y dependiendo de las experiencias y percepciones de la persona, exige un esfuerzo excesivo por parte de la persona y este propicia el desgaste emocional, cognitivo y físico, como una reacción en cadena.

El estrés puede generar que la persona experimente síntomas de ansiedad o episodios depresivos, o cualquier otro trastorno del estado del ánimo.

El distrés es el más conocido, mencionado y experimentado por la mayoría de las personas en el  mundo, mucho más cuando las personas desempeñan trabajos en donde el nivel de exigencia de atención, concentración, responsabilidades, tiempo entre otros, sea mayor y deba de cargar ese peso todos los días sin poder delegar o sacudir esa sobrecarga.

¿Cuáles son los estresores o las causas?

Las causas las podemos clasificar para una mejor comprensión en:

  • Sociales: entre ellas las relaciones sociales, de familia, de trabajo, etc.
  • Culturales: como creencias, religión, ideales, ideología política, etc.
  • Alteraciones o patologías orgánicas: se pueden mencionar enfermedades que afectan la funcionalidad y estructura del organismo
  • Alteraciones psicológicas: por ejemplo trastornos, traumas, dependencias, apegos, desequilibrio emocional, entre otras.
  • facebook
  • Twitter
  • Google+
  • Print Friendly

Pero ¿a qué se debe que no todas las personas una determinada situación les causan estrés?

Es simple, al igual que el desarrollo de otros trastornos mentales podemos formular una ecuación para más claridad:

Los factores del entorno + la manera de afrontarlos = eustrés o distrés

La manera en que la persona elija como enfrentar los factores del entorno o estresantes, así será determinada la reacción ante la situación y el nivel afectación que propicie en la estabilidad de esta. Es por esto que dependiendo de las experiencias que tenga el individuo así será la percepción que tenga de la situación y la forma de manejarla, esto hace que cada persona sea única e irrepetible física y psicológicamente.

¿Cuáles son las manifestaciones que podemos evidenciar producto del estrés?

Los dividiremos para tener más claridad sobre los síntomas que causa el estrés:

  • Emocionales: labilidad emocional, irritabilidad, episodios de depresión, autoestima deteriorada (sentimientos de inferioridad o superioridad), inquietud, insatisfacción entre otros.
  • Cognitivos: pérdida de memoria, dificultad para concentrarse, poca capacidad de comprensión, pensamientos rumiantes de preocupación, negatividad, entre otros.
  • Conductuales: cambios en hábitos en la alimentación y sueño (insomnio o somnolencia), adicciones (consumo irresponsable de cigarrillo, alcohol, drogas), tics nerviosos, bruxismo, onicofagia, entre otros.
  • Físicos o somáticos: dolores de cabeza, mareos, problemas digestivos, dolor de pecho, alteraciones en la frecuencia cardiaca y respiratoria, o también puede presentarse problemas a nivel sexual, por ejemplo: disminución o pérdida del deseo sexual.

El estrés y la ansiedad se han visto muy relacionados entre sí durante los últimos años, ya que ambos son alteraciones del estado de ánimo de las personas y comparten muchos síntomas parecidos entre sí.

 Se debe buscar ayuda profesional lo más pronto posible, de esta manera tendrá más garantía y rapidez el tratamiento establecido por el profesional de la salud mental. Debemos aprender a manejar el estrés, convertirlo en el estrés positivo que necesitamos para impulsarnos y enfrentar los acontecimientos que se nos presentan día con día.

  • facebook
  • Twitter
  • Google+
  • Print Friendly

Clic aquí y lee este artículo sobre Salud mental.

 

Cuéntanos, ¿has experimentado alguna vez estrés?, ¿cómo lo has manejado?

Busca ayuda profesional, tu salud mental vale la pena.

También te puede interesar

Share This